Tenemos el blog un poco abandonado y no por gusto, sino por necesidad. Dos trabajos, uno de ellos desarrollado con gran placer pero que se come el tiempo también, la casa, los niños, y los familiares y amigos pidiendo tartas, sí habéis leído bien, tartas. Así que nos hemos visto en la necesidad de desatender el blog. Todos nuestros desvelos están ahora centrados en las chicas de los talleres, y esto no es una cuña publicitaria, es un hecho.
Ayer por la tarde unas amiguitas de mis hijas venían a casa. Y pensé que sería divertido decorar galletas juntas, pero en el último momento me arrepentí. Llamadme excéntrica, pero no me apetecía acabar con glasa hasta en las pestañas. Así que me decidí a hacer esta receta en la que casi me atrevo a decir que los niños disfrutan más que con la decoración. Porque a los niños los que más les gusta es revolver ingredientes, muchos, en un cuenco grande.
Hay millones de versiones de esta receta en la red, ésta es la mía.
Vamos con los ingredientes en orden de aparición.
– 150 gr de mantequilla
– 175 gr de azúcar
– 1 cucharita de sal
– 2 huevos
– 1 cucharita de buena vainilla
– 250 gramos de harina
– 2 cucharitas de polvo de hornear (levadura tipo royal)
– 85 gr de fideos de colores (un bote)
– 175 gramos de lacasitos (1 paquete)
– 100 gramos de pepitas de chocolate.
Nótese que todos los ingredientes de esta receta se encuentran en cualquier supermercado.
Ponemos en un bol grande la mantequilla y el azúcar y les damos a los niños cucharas grandes para que remuevan. Añadimos huevos y vainilla y vuelven a remover. Después la harina y la levadura y dejamos que sigan dando vueltas. Y finalmente fideos, lacasitos y pepitas. Cuando la masa es homogénea, dentro de un orden -digamos que cuando todo esta bien mezclado- dejamos que pongan cucharadas de la masa bien separadas y sobre el papel de horno que hemos colocado sobre nuestras bandejas. Horneamos unos 10 minutos a 180º. En cuanto los bordecitos empiecen a dorarse las sacamos.
Sencillas ¿verdad? Pues están espectaculares. Probadlas y me contáis.
Un beso, Miriam G.