Calaveras, el tutorial.

Creo que a estas galletas les puse un nombre tan largo, Two Chocolate Halloween Skulls Cookie Pops, por el tiempo tan corto que tardé en hacerlas.

La única dificultad es conseguir el molde, es éste, de Wilton. Nosotras compramos dos, uno para cada una, en La casita dulce de las flores y no nos costaron ni tres euros.  Os presento la mesa de mi terraza pequeña, la mesa de la grande es una vieja conocida de todos.

Para las calaveras necesitamos un buen chocolate blanco y que bajen un poco las temperaturas. Lo derretimos y lo ponemos en el molde, tapamos el molde con papel film y a la nevera. En un ratito están listas, basta con darle la vuelta al molde y poner la mano debajo para que no se golpeen contra la encimera y se descascarillen, ejem.  Una vez desmoldadas las envolví en papel film para aislarlas de la humedad, las metí en una fiambrera hermética y vuelta a la nevera a la espera de las galletas. No hay fotos del proceso, porque Málaga está en el trópico y las temperaturas sobrepasan con creces los treinta grados, aunque estemos a punto de entrar oficialmente en el otoño.

Las galletas son de chocolate, receta de Lilaloa y añadiendo un poco de colorante negro.

Estiramos la masa a 1cm de grosor, nos ayudamos con una brocheta, que es más fina y puntiaguda, para abrir un agujero, y a continuación introducimos el palito, también de wilton, en la galleta.

Horneamos unos 12 minutos y dejamos que enfríen.

Derretimos un poco de chocolate y lo colocamos sobre la galleta.

Colocamos una de las partes de la calavera y a la nevera. Esperamos, en mi caso poco, le damos la vuelta y buscamos algo apto para el uso alimentario donde apoyar las galletas y repetimos, pegote de chocolate y a la nevera. La flor también la pegué con chocolate.

¡Listo! ¡Más fácil imposible!

Y nuestra queridísima chica calavera, que todavía no se la ha comido nadie, porque me da pena.

Un beso, Miriam G.

A falta de pan, buenas son tortas (o cómo sobrevivir sin Kopykake)

Kopykake . Ese objeto de deseo que rivaliza por ganar el primer puesto junto con la Kitchen Aid.

A ver, ahora que levante la mano el que tenía que hacer en el cole los dibujos de las láminas de Emilio Freixas. Casi todos.
Cada vez que te tocaba hacer una de esas láminas era “morir por Dios”, a no ser que… la calcaras encima de la ventana de tu cuarto y simplemente le dieras tu toque “personal” para que no se notara mucho. A ver, ahora que levante la mano el que no lo haya hecho nunca. ¿Nadie?  Mentirosillos…

Bueno pues, en mi caso particular, no sirvo para dibujar ni encima de una hoja de papel, y ni mucho menos encima de una galleta.  Hace unos meses leí un magnífico tutorial de Sweetopia en el que hablaba de cómo usar el proyector Kopykake  para calcar dibujos sobre galletas y, de paso, daba unas ideas acerca de las alternativas al KopyKake. Entre ellas los transfers de glasa sobre láminas transparentes, así que en esta última remesa de galletas me he animado a utilizar esta técnica  y aquí os pongo el paso-a-paso de cómo lo hice por si a alguien le interesa. ¿A nadie tampoco? Bueno, esta vez puede ser verdad, jajaja

Primero imprimimos el dibujo que nos interese.  Como transparencia, según cuenta Sweetopia en este vídeo, se pueden usar unas de impresora HP, pero nosotras, desde que nos hemos tirado a la piscina de la impresión comestible, vamos guardando como oro en paño las láminas a las que vienen adheridas las hojas de pasta de azúcar una vez que las imprimimos y tenemos la seguridad de que son aptas para uso alimentario. Así dormimos mejor por las noches.  Untamos la lámina con este magnífico spray desmoldante para poder separar mejor los transfers. Para trabajar más cómodamente recortamos  la lámina en trozos más pequeños dependiendo de los dibujos que vayamos a calcar:

Ahora ya sólo nos queda situarnos en el dibujo que vayamos a calcar e ir rellenando con glasa:

El inconveniente es que esta técnica es bastante socorrida para realizar contornos, una vez que has hecho el relleno con glasa, te quedas “ciega” porque lo has tapado, pero para mí es bastante útil tener ya el contorno hecho. Una imagen vale más que mil palabras:

Cuando ya tengamos hechos los dibujos, esperamos unas 6 u 8 horas a que se sequen para poder despegarlos. ¡Ojo! Que estos transfers son extremadamente delicados, sólo con mirarlos ya se están rompiendo. Por eso hay que hacer siempre unos cuantos más de sobra por si acaso ocurre una “desgracia”:

A la hora de pegarlos hay dos técnicas. Os pongo las ventajas e inconvenientes que nos podemos encontrar:

1)      Tenemos la galleta recién cubierta con glasa fresca y echamos el transfer sobre la glasa directamente, como hace Sugarbelle.

Ventaja: ya no necesitamos pegamento alguno, el transfer quedará mejor asegurado y nivelado.

Inconveniente: podemos cargarnos el flooding que acabamos de hacer.

2)      Pegar el transfer cuando el relleno de  glasa de la galleta ya está seco. Lo pegamos con un poquito de glasa, con pincel si el transfer es robusto o con una gotita de glasa de la boquilla si es delicado, teniendo cuidado de no hacerlo muy cerca de los bordes para evitar que sobresalga cuando apretemos (delicadamente) el transfer contra la galleta.

Ventajas: el riesgo de arruinar la galleta es mucho menor, y si nos equivocamos al colocarlo en el sitio, siempre podemos desplazarlo un poco.

Inconveniente: si la glasa del relleno no está nivelada, el transfer quedará al aire, con lo que correremos un mayor riesgo de rotura.

En este caso he utilizado la técnica de esperar que la glasa de la galleta esté seca:

Y el resultado en conjunto:

Un beso,

Estíbaliz

Paseo con la negra flor

Soy de ese tipo de personas que se obsesiona con las canciones. Y las escucha una y otra vez hasta que las agota. Algunas son inagotables, ejemplo, Paseo con la negra flor.

Recuerdo cantar hasta la extenuación de mis padres “eran tres alpinos que volvían de la guerra ría cataplán que volvían de la guerra”, tendría 4 años.  Y después de ésa muchas más, todas las de «091» y Lapido, casi todas las de «Los enemigos», muchas de «Radio futura», y una selección de los más variopintas del panorama musical independiente desde los 80 para acá. Y hablando de los ochenta os dejo ésta, una de las últimas en entrar en la lista. Si tenéis mi edad, la letra al menos os hará sonreír.

He dicho que me obsesiono con las canciones, no es exacto, me obsesiono con todo. Con las flores también. Yo quería una flor de glasa, sencilla, no muy grande,  fácil, muy fácil de hacer y sobre todo, que pareciese una flor. No os voy a aburrir con los detalles de mi búsqueda, vamos directamente a la solución, boquilla 224 de wilton, después de muchas pruebas con drop flowers tips me quedo con ésta. Es facilísima de usar y cuando se adquiere un poquitín de práctica se hacen unas doscientas flores por hora, ratio nada desdeñable.

El método es sencillo, se pone un papel de horno sobre una superficie lisa, yo lo divido en 4 para trabajar con comodidad, en cada cuarto tenemos espacio para unas 64 flores.  Se apoya la boquilla, se aprieta y se gira. Lo más importante es no precipitarse en levantar la boquilla porque arrastraremos la flor.

La glasa tiene que ser densa, después de varios experimentos  he llegado a estas proporciones para los ingredientes: 80 ml de agua, 2 cucharadas y media de albúmina deshidratada o polvo de merengue y 500 gramos de azúcar glas.

Esperamos a que se sequen y les ponemos el puntito central.

Pensareis «y esta tía porqué las hace negra,s con lo mal que saben». Uno, por la canción y dos ,porque si le añadimos a la glasa negra aroma de violetas, sabe a … ¡caramelos de violetas!

Bien, seguimos. Cubrimos las galletas con glasa rosa y esperamos a que se seque. Y llega el momento de colocar las flores. Os recomiendo un pincel para aplicar una capa plana de glasa, si lo hacemos con la manga y la boquilla, le ponemos a las flores pequeñas esferas de engañoso volumen que al presionarlas se expandirán y saldrán fuera de sus  límites y harán un poco  feo.

Sólo con las flores las galletas ya están decoradas, no necesitan más.

Pero creo que a la negra flor le gustarían un poco más… ¡salvajes!

Y aquí mi última adquisición.

Un beso, Miriam G.

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Hoy nos toca hablar un poco de masa de galletas coloreada, y de cómo hornearla para que no se nos tuesten los bordes, ni se nos apaguen los colores en el horno (¡qué paradoja!).

Pero antes de meternos en harina, vamos a meternos en cacao en polvo. ¿Os acordáis de la maravillosa receta de Lilaloa que publicamos hace unos días? Pues bien, agregándole un poquito de colorante negro, en nuestro caso Extra Black de Sugar flair, obtenemos un negro intensísimo. Con Halloween tan cerca, se nos abre un mundo de posibilidades. Ya lo dijo Picasso “Los grandes artistas copian, los genios roban”. Y como me enamoré de su gato negro, tuve que hacer los míos propios.

Volvamos a la masa coloreada. Queremos obtener galletas como ésta:

Para ello utilizaremos esta receta, sustituyendo el aroma de violetas, por extracto de vainilla, yo he usado en esta ocasión extracto natural de vainilla de Dr. OETKER, porque es bastante clarito. Nos interesa que la masa sea lo más blanca posible para que acepte mejor los colores.

Una vez que tenemos preparada la masa y antes de enfriarla la separamos en tantos trozos como colores queramos utilizar, tres en mi caso, el cuarto trocito, el negro es el de chocolate, de donde salieron los lindos gatitos.

Vamos añadiendo colorante y amasando hasta uniformizar el tono, envolvemos en papel transparente y al frigorífico. Estiramos, cortamos, volvemos a enfriar y llega el momento de la verdad, el horno. Si queremos colores brillantes y que las orejas de los gatos no se pongan parduscas tenemos que estar muy atentas. El momento de sacarla las galletas es la primera vez que dudemos si deberíamos sacarlas o no, si no lo hacemos en ese momento ya será demasiado tarde. Las sacamos, las dejamos enfriar un poco y otra vez al horno caliente pero apagado y ¡tachán! Eso es todo.

Mi propósito inicial era hacer galletas de Halloween, calabazas, murciélagos, lápidas, telas de araña, pero me atraparon los gatos y no pude hacer nada más. Gatos grandes, pequeños, gatos-galletas.

Todo lo que necesitamos para hacer estos gatos es:

Los cascabeles son transfers, gotitas de glasa cubiertas de brillantina comestible.

Cuando terminé de hacer gatos coordinados, aun disponía de un trocito de masa verde, y estamos ya tan cerca de Navidad… Estás galletas son sencillísimas de decorar, si podemos llamar decorar a añadir un poco de brillantina, y os puedo asegurar que las Navidades pasadas arrasaron.

Un beso,

Miriam G.

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Hoy nos toca hablar un poco de masa de galletas coloreada, y de cómo hornearla para que no se nos tuesten los bordes, ni se nos apaguen los colores en el horno (¡qué paradoja!).

Pero antes de meternos en harina, vamos a meternos en cacao en polvo. ¿Os acordáis de la maravillosa receta de Lilaloa que publicamos hace unos días? Pues bien, agregándole un poquito de colorante negro, en nuestro caso Extra Black de Sugar flair obtenemos un negro intensísimo. Con Halloween tan cerca, se nos abre un mundo de posibilidades. Ya lo dijo Picasso “Los grandes artistas copian, los genios roban”. Y como me enamoré de su gato negro, tuve que hacer los míos propios.

Volvamos a la masa coloreada. Queremos obtener galletas como esta:

Para ello utilizaremos esta receta, sustituyendo el aroma de violetas, por extracto de vainilla, yo he usado en esta ocasión extracto natural de vainilla de Dr. OETKER, porque es bastante clarito. Nos interesa que la masa sea lo más blanca posible para que acepte mejor los colores.

Una vez que tenemos preparada la masa y antes de enfriarla la separamos en tantos trozos como colores queramos utilizar, tres en mi caso, el cuarto trocito, el negro es el de chocolate, de donde salieron los lindos gatitos.

Vamos añadiendo colorante y amasando hasta uniformizar el tono, envolvemos en papel transparente y al frigorífico. Estiramos, cortamos, volvemos a enfriar y llega el momento de la verdad, el horno. Si queremos colores brillantes y que las orejas de los gatos no se pongan parduscas tenemos que estar muy atentas. El momento de sacarla las galletas es la primera vez que dudemos si deberíamos sacarlas o no, si no lo hacemos en ese momento ya será demasiado tarde. Las sacamos las dejamos enfriar un poco y otra vez al horno caliente pero apagado y ¡tachán! Eso es todo.

Mi propósito inicial era hacer galletas de Halloween, calabazas, murciélagos, lápidas, telas de araña, pero me atraparon los gatos y no pude hacer nada más.

Gatos grandes, pequeños, gatos-galletas.

Todo lo que necesitamos para hacer estos gatos es:

Los cascabeles son transfers, gotitas de glasa cubiertas de brillantina comestible.

Cuando terminé de hacer gatos coordinados, aun disponía de un trocito de masa verde, y estamos ya tan cerca de Navidad… Estás galletas son sencillísimas de decorar, si podemos llamar decorar a añadir un poco de brillantina, y os puedo asegurar que las Navidades pasadas arrasaron.