Esto me suena a chino

Tenemos (y en este caso el plural no es mayestático) un compañero de trabajo (del otro trabajo, del trabajo con el que ganamos dinero) al que apreciamos mucho y hace poco ha sido su cumpleaños y, es inevitable, le hemos regalado galletas. Cada vez que hacemos galletas de cumpleaños, tenemos un quebradero de cabeza: «¿De qué se las hacemos?» «¿Galleta con forma de tarta?» «¿Las letras de su nombre en galletas? ¿las once letras de la palabra felicidades?» mmmm… no. Queríamos algo original. Nuestro amigo lleva estudiando unos cuantos años nada más y nada menos que ¡chino!…mmmm… «¿Cómo se escribe Feliz cumpleños en chino?». Así:

No es que sepamos chino, ni mucho menos, pero «San Google Translator» te  saca de muchos apuros, a veces también te mete en ellos.

Y como nos llamamos Mensaje en una galleta,  y no Mensaje en español en una galleta, no hemos podido resistirnos a felicitarle el cumpleaños en chino. Eso sí en 5 galletas.


Le hemos preguntado si lo habíamos escrito bien y nos ha dicho que sí, menos mal. Y nos ha dicho hasta como se pronuncia:

Shengrì Kuài lè

吻,

Miriam y Estíbaliz

Aquellos maravillosos años

Tenía 15 años (hace ya mucho tiempo de eso) cuando mi padre compró nuestro primer ordenador. Nada más y nada menos que un IBM PS/2: procesador 286, 20 Mb de disco duro,  16 Mb de memoria, disquetera de 3 ½, sin ratón (ni falta que hacía en aquellos tiempos), pero lo más alucinante era que tenía ¡monitor en color!

El sistema operativo Windows 3.1 todavía no había sido inventado y el que teníamos que usar tenía el fondo negro y las legras en blanco (¡larga vida al MS-DOS!). Por supuesto, el Word actual del que tanto nos quejamos es una maravilla al lado del viejo Writing Assistant. ¿Os acordais?.

Y me direis, pero los ordenadores, ¿no se inventaron para jugar? ¡Sí! Comecocos, Space invaders, Asteroides, Grog, pong, los Lemmings, la Abadía del crimen (basada en el libro El nombre de la rosa), etc. Y en primera posición, muy por encima de todos los anteriores, el juego más adictivo que he conocido nunca: el Tetris

Y desde que veo el mundo desde el punto de vista galletil, el Tetris no se iba a librar de convertirse en galletas:

P.D.:  escribiendo este post no he podido evitar echarme unas partiditas… definitivamente sigo enganchada.

Un beso, Estibaliz.

¡Campeones, campeones!


Muchos españoles hoy celebramos que hace un año se consiguió lo que parecía imposible: la selección española ganó el mundial de fútbol.

Pero este post no es para celebrar este aniversario, sino porque tenemos el gusto de anunciaros que ¡somos las campeonas en el concurso de Sweet of the Week de Sweetopia!


Es un sueño hecho realidad: una de las mejores decoradoras de galletas (cookie queens) del mundo ha publicado en su página el humilde trabajo de unas principiantas. No podemos estar más orgullosas. Pero esto no lo hubiéramos conseguido sin vuestro apoyo (y, sobre todo, vuestros votos). Así que queremos daros un enorme MUCHAS GRACIAS por habernos ayudado a conseguirlo.

Un beso,

Miriam y  Estíbaliz

Helados en tarrina

A punto he estado de no escribir esta entrada, de no enseñaros estas galletas. Finalmente han pesado más las cosas que quería contaros que lo decepcionada que estoy con el resultado final. Soy como un niño de dos años, imagino cosas que soy incapaz de materializar con mis  manos y claro, me frustro. Pero además es que las he decorado con María agarrándome el brazo para ayudarme: «Mami, mami ¿Ayuda? ¿Ayuda?»

Cosa que quería contaros número uno: con tres cortadores habituales conseguimos uno que no lo es, al más puro estilo Sugarbelle. Éstos son los que he utilizado yo para mis helados en tarrina.

Cosa que quería contaros número dos: Si preparáis e imprimís en pasta de azúcar unas etiquetas monísimas a juego con la nueva web pero en chiquitito para ponérselas a las tarrinas de helado, no las dejéis donde se pueda llegar encaramándose a una silla, porque llegará María, os las birlará, las hará bolitas y las incrustará en vuestra preciosa alfombra de fibras vegetales.

Cosa que quería contaros número tres: Una nueva utilidad para el palillo de dientes, sabéis que es ideal para explotar burbujas, para hacer dibujos en la glasa, pues también sirve para mejorar las esquinas, en «a» utilicé palillo y en «b» no. Sé que la diferencia es pequeña, pero se nota.

Cosa que quería contaros número 4: De momento la regla “Grandes colores, malos sabores” sigue vigente. Los colorantes americolor consiguen tonos preciosos y tienen potencia, pero ¿no notáis que añaden un retrogusto desagradable a la glasa?  Yo sí. Así que esta semana he experimentado con los famosos colorantes argentinos. Son realmente potentes, para conseguir el rosa chicle de la foto bastó con una puntita. Pero de ese sabor final, no nos libramos.

Cosa que quería contaros número 5: No dejéis ninguna gota de glasa en la mesa de la terraza. A pesar del “retrogusto”, a las hormigas les encanta.

Un beso, Miriam G.