Arbolito de Navidad con glasa, solo con glasa.Christmas tree made with royal icing, only royal icing

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Antes de empezar el post quiero hacer una advertencia: LAS PERSONAS QUE PADEZCAN DEL CORAZÓN, DEBEN ABSTENERSE DE HACER ESTE ÁRBOL. Durante la realización del mismo se producen episodios de mucho estrés y llantinas, y no todos los corazones pueden soportar tal carga emocional. Efectivamente, lo pasé fatal.

Ahora ya puedo continuar con el post. Si estáis decididos a hacerlo tendréis que agenciaros los siguientes materiales:

  • Cucuruchos de helado, como ya os habréis figurado.
  • Papel de horno o bolsas para galletas de tamaño suficiente como para cubrir el cucurucho
  • Glasa madre con 65 ml de agua, en vez de los 70 para que, al añadirle el colorante, siga siendo espesa (vamos a trabajar con la fuerza de la gravedad en nuestra contra y no queremos que el diseño termine siendo un churro)
  • Boquilla del 4, para que las decoraciones sean más robustas
  • Una peana de galletas para que el árbol luzca como se merece, incluso encima de unos macarons también tiene que quedar precioso
  • Sirope claro de maíz para pegar la estrella

Empezamos recortando los cucuruchos, los que yo conseguí no tenían el borde igualado así que los corté, primero con un cuchillo de sierra y luego con otro de borde liso para terminar de pulirlos. Esmeraos en esta parte porque un cucurucho «cojo» se tumba fácilmente.

Después recortamos el papel de horno (o la bolsa de galletas) y envolvemos con él el cucurucho pegándolo al principio y al final con esa glasa que ya tendremos lista. Y ya podemos comenzar a decorar.

Collagecucuruchos

No cometáis el mismo fallo que yo y os entusiasméis decorando el cono hasta abajo porque luego no hay quien lo maneje y se pasa muy mal intentando no tocar ninguna de las decoraciones. Por cierto, intentad que queden pegadas unas con otras para darle más solidez al árbol.

Sigamos. Al día siguiente ya sabía que los arbolitos estaban secos, pero fui dilatando el tema del despegue (y no me refiero a aviones) buscándome otras tareas caseras para no «enfrentarme» a ellos. Cuando ya no tenía más excusas me atreví a sacar el cucurucho de helado, eso estaba chupado. Ahora llegaba lo verdaderamente estresante: despegar el papel de horno, con mucho cuidado, ya os lo habréis imaginado. Pues a pesar de todo el cuidado del mundo, aquello terminó en tragedia:

desastre

No pasaba nada, tenía todavía dos oportunidades más, que terminaron siendo una sola ¡qué estrés! Pero mirad por dónde las musas vinieron a visitarme y se me ocurrió ayudarme de un palo de brocheta para despegarlo todo.

brocheta

Fui introduciendo el palo entre la glasa y el papel y aplastándolo contra el eje del cono, suavemente pero pulso tembloroso… Y aquí es donde viene la llantina porque no podía creerlo ¡se había despegado entero! ¡y sin romperse! ¡qué alivio! Menos mal que era la hora de la siesta y nadie me vio ¡lo había pasado tan mal!

Ahora ya todo era cuesta abajo, le pegué la estrella (un transfer de glasa) con un poco de sirope de maíz y di por cumplida la misión ¡Qué alegría!

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Un beso,

Estíbaliz

P.D.: Muchas gracias, Gloria. No la dejamos descansar ni en Navidades

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Before I start I want to add a word of caution: people suffering from heart disease must refrain from making this tree. During its elaboration you may sob, suffer stress episodes and not every heart can cope with such emotional burden. Yes, I had a rough time.

Now I can keep writing the post. If you are determined to make this tree you will need the following materials:

  • Ice cream cones, as you may have imagined.
  • Parchment paper or cookie bags big enough to cover the cones
  • Royal icing made using 65 ml of water instead do the usual 70, so when we add the food colouring it’s still thick (we are going to work with gravity against us and we do not want our design to end up being a disaster)
  • Tip #4 so the decorations are more robust
  • A  base of cookies so the tree looks as it deserves to do so, even on top of some macarons it may look fantastic
  • Corn syrup to glue the star

We start by cutting the cones, the ones I got didn’t have even edges so I cut them, first with a serrated knife and then with a blunt one to make them smoother.

Then we cut the paper (or the cookie bag) and wrap the cone with it, using some RI to glue it. Now we can start decorating.

Collagecucuruchos

Do not make my very same mistake and get too excited decorating the cone to the bottom, as later on there will be no way for you to manipulate it and it’s really stressful trying not to touch any decoration. And speaking of decorations, try to glue them together so the tree gets more solid.

Let’s continue. Next day I knew the trees were dry, but I delayed the take off moment (and I’m not talking about airplanes here) looking for some other home errands so I didn’t have to ‘face’ those trees. When I ran out of excuses, I dared to remove the cone. That was easy. Now he next step was tricky: taking the parchment paper off. Well, in spite of me being extremely careful, it ended up being a tragedy.

desastre

Ok, it was fine, I still had two more opportunities, which turned into just one. How stressful! But just like that, muses came to visit me and I thought about using the help of a skewer to remove the paper.

brocheta

I introduced the skewer between the RI and the paper and pushed it against the cone’s axe, very softly and with a trembling pulse…and here is where the sobbing appears, I couldn’t believe it! It came off completely and without breaking! What a relief! Thank God it was siesta time and no one saw me, I’d had such a hard time!

Now it was all down the hill, I glued the star (a royal icing transfer) with a bit of corn syrup and then it was mission accomplished.

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Love,

Estíbaliz

P.S.: Thank you very much, Gloria We don’t even let her rest on her holidays

Galletas para regalarCookies to give

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O cómo hacer una montaña de galletas y que parezcan regalitos. Muy fácil. Lo primero de todo es conseguir el cortador con forma de torre de regalos (este tan gigantesco nos lo regaló Bea de www.enjuliana.com) y si no, pues cortáis una galleta rectangular del tamaño que más os guste, que también hace el apaño. También tendréis que cortar cuadrados grandes y pequeños. Una vez horneado todo, vais pegando con un poco de glasa los cuadrados hasta conseguir el grosor que queréis para los regalos, podéis unir dos o tres o ninguno.

Ahora se me planteaban nuevos dilemas: ¿pegarlo todo y decorar después? o ¿decorar todo y pegar después? Solo tenía que preguntar a Miriam: decorar todo y pegar después. Sí, muuuucho más fácil.

Estaba muy entusiasmada con la idea de cubrir todos los cuadrados con glasa y decorarlos con wet on wet para darle más «realismo». Pero no fue una buena idea porque la glasa de los lados arrastró sin piedad las decoraciones y terminó siendo un desastre. Estáis advertidos. Otra duda despejada: las decoraciones wet on wet iban a ser solo por arriba. La cosa iba poniéndose más fácil por momentos.

Mientras tenía todos los cuadrados cubiertos de glasa secándose plácidamente, me dediqué a decorar con glasa lo que iba a ser el fondo para los regalos.

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Por cierto, no os he dicho que me enamoraré de la paleta de colores de Navidad vintage que nos enseñó Sonia en su curso de Photoshop e intenté reproducirlos en glasa, con más o menos acierto.

Coloresvintage

Y mientras se secaba todo, me dediqué a hacer los transfers para los lazos. Cuando los tuve secos los pegué con glasa del mismo color a las galletas de arriba, acomodados sobre unas pinzas para bolsas de Ikea para que se «soldara» el invento.

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Y mirad lo mono que me quedó el arbolito a juego:

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Un beso,

Estíbaliz

P.D.: Muchas gracias, Gloriaregalosprimerplano

Or how to make a mountain of cookies that look like little presents. Very easy. First we need to get a hold of a cutter in the shape of a tower of presents (this giant one was a pressie from Bea de www.enjuliana.com). If you can’t, another option is to make a rectangular cookie of the size you need. You also have to cut big an small square cookies. Once everything has been baked, you start by glueing the squares with a bit of royal icing until you get the desired thickness. You can glue two, or three, or none.

Then I had two new dilemmas: should I glue it all and decorate, or decorate first and then glue? I just had to ask Miriam: first I had to decorate and then glue. Yes, sooooo much easier that way.

I was very excited about the idea of covering all the squares with royal icing and decorating them using the wet on wet technique to give it more realism. But it wasn’t a good idea because the icing from the sides ruined the decorations and it all ended up being a real mess. Now you’re warned. Another doubt that was cleared: wet on wet decorations would only go on top. Things were getting easier by the minute.

While I had all my squares covered in royal icing and drying, I started to decorate the background for the cookie presents, also using royal icing.

Pasoapasoregalos

By the way, I haven’t told you that I felt in love with the vintage Christmas palette color that Sonia showed us in her Photoshop course and I tried to reproduce them in RI, with more or less success.

Coloresvintage

And while everything was drying, I made the transfers for the bows. When they were dry, I glued them to the cookies from above with RI in the same color, letting them rest on some bag pins from Ikea so they could ‘weld’ properly.

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And look how pretty was the tree that I made matching the cookies:

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Love,

Estíbaliz

P.S.: Thank you very much, Gloria

Mosaico de galletasCookies mosaic

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Trabajito de chinos, efectivamente. Ahora que he tenido un poco de tiempo libre he conseguido quitarme ese “runrún” que tenía metido en la cabeza desde hace más de un año: hacer un mosaico en una galleta. La opción de usar teselas de glasa no valía porque todos sabemos que la glasa, cuando se seca, tiene los bordes redondeados, así que la alternativa era hacerlo con galletas pequeñitas que, horneadas como Dios manda, sí que tienen los bordes rectos. Así que Miriam, que tiene más paciencia que yo, me horneó millones de “microscópicas” galletas de millones de colores.

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Cosa que le agradecí mucho, y le hubiera estado aún más agradecida si me las hubiera dado separadas por colores jajaja… Menos mal que me busqué a un par de ayudantes que estuvieron un rato entretenidos clasificando y comiendo galletitas de colores.

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Las alternativas eran dos: echar toda la glasa e ir incrustando las “teselas”, pero no iba a quedar como un mosaico de “verdad”. O bien usar la propia técnica para hacer mosaicos, poner las teselas y luego el “lecheado”, con la diferencia de que aquí no se podían cubrir las piezas como se hace con el cemento blanco, sino que había que ir sorteándolas por razones obvias. Así que pegué con glasa una a una las piezas al galletón rectangular (de 18 x 12 cms, que también me había horneado Miriam), ayudándome de unas pinzas porque cada una medía 5 mm de lado, dejando unos 2 mm de espacio entre galleta y galleta.

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Ahora llegaba la hora de la verdad, el relleno. Lo más cómodo era usar glasa líquida que queda tan tentadoramente lisa ¿a que sí? Pues no. En mi fuero interno sabía que aquello no podía ser tan fácil. Lo que sospechaba, en las pruebas previas el “efecto crack” hizo estragos en las intersecciones de las líneas de glasa: mucho volumen para una glasa tan líquida. Pero no me dejé llevar por el pánico, solo tenía que aplicar nuestra exclusiva técnica para crear volúmenes: echar primero una capa de glasa muy densa y encima otra más líquida para que quedara todo liso pero con buenos “cimientos”.

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Ya solo me quedaba echar la glasa más líquida e ir puliendo esquinas y recovecos a la vez, todo a velocidad supersónica porque la glasa se secaba a la velocidad del rayo.

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Si no nos “vemos” antes, os deseo una muy feliz Navidad y muchas cosas buenas para el año que viene.

Un beso,
Estíbaliz

P.D. Muchísimas gracias, Gloria.

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Hard job, a very hard job indeed. I’ve had a little bit of free time lately and I could finally focus on that idea I had on my mind for more than a year: to make a mosaic on a cookie. The option of using royal icing tiles was not valid because we all now that RI, when it dries, has rounded edges, so the alternative was to make it with tiny cookies which, properly baked, have straight ones. Then Miriam, who has a lot more patience than me, baked millions of microscopic cookies of zillion colors for me.

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This is something I truly appreciated, and I would have been even more grateful if she had given them to me separated by colors jajaja… Good thing that I found a couple of assistants who were really entertained for a while classifying and eating colored cookies.

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I had two choices: to pour all the RI on the cookie and start embedding the ‘tiles’, but then it would not look like a ‘real’ mosaic, or to use the actual mosaic technique, placing the tiles and then pouring the RI, with the only difference that in this case, we could not cover the pieces as you do with white cement, and we had to avoid them for obvious reasons. Then, one by one and using a bit of RI, I glued the tiny pieces to the big rectangular cookie (18x 12 cms, also baked by Miriam) with the help of some tweezers, as each of them had a size of 3 mm separated by spaces of 2 mm between every cookie.

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Then, the moment of truth: the flooding. The easiest thing was to use thin RI, which makes a tempting smooth surface, doesn’t it? But deep inside I knew that it would never be that easy. As I suspected, during my previous tests, the ‘crack effect’ caused havoc in the intersections of the RI lines: it was a lot of volume for such a liquid icing. But I did not panic, I just had to use our exclusive technique to create volumes: first I added a layer of very thick RI and then on top of it, another one using thinner RI, so everything looked smooth and with the right foundations.

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Then I just had to add the really thin RI layer and start polishing corners and holes at the same time, everything at supersonic speed because RI was drying with lightning speed.

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If we don’t ‘see each other’ before the holidays, I wish you a very happy Christmas and a lot of good things in the New Year.

Love,
Estíbaliz

P.S.: Thank you, very very very much, Gloria

Galletas de chocolate, la receta definitiva y un dorado que brilla mucho y mancha nada.Chocolate cookies, the definitive recipe and a golden color that shines a lot and doesn’t stain at all

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Hace dos años adapté una receta buenísima. Quité un ingrediente, añadí otro, ajusté los demás y por supuesto cuando la publiqué cité a la autora. La receta se extendió como la pólvora y me alegré muchísimo, porque eran unas galletas tan irresistibles que la población española al completo engordó haciéndome parecer a mí más delgada. Me alegré a pesar de venir de una familia en la que las recetas se guardan con celo, ¡soy la oveja negra! Lo que me gustó un poco menos fue que unas pocas personas copiaron mi receta exacta punto por punto, coma por coma, falta de ortografía por falta de ortografía y citaron como fuente a Georganne y ni una palabra de Mensaje en una galleta. Y no es que pretenda que el ciberespacio haga lo mismo que yo, cada cual es libre de mostrar u ocultar el camino por el que llega la inspiración, pero si nombras una receta original y se la ofreces a tus lectores totalmente transformada quizá alguien puede pensar que eres tú el que se ha pasado tardes enteras con la nariz pegada al horno.
Aquella receta una vez publicada no dejó de transformarse en mi cocina, más oscura, menos dulce, más aromática. Hace un par de meses dejó de hacerlo, se negó a seguir cambiando. Así que he tenido que ponerle nombre: “Receta definitiva de galletas de chocolate”. Y es definitiva porque sirve para que el chico que te gusta se enamore perdidamente de ti, o y esto es casi peor, para que se te llene la casa de vecinas cada vez que el aroma se escapa por el rellano.

Ingredientes

– 275 gramos de azúcar integral de caña de extraordinaria calidad (*) molido muy fino.

– 250 gramos de mantequilla, la barra entera, lo cual es cómodo.

– Vainilla, toda la que puedas pagar, yo le estoy poniendo una cucharada, 15 ml, de buena vainilla en pasta variedad Bourbon.

– ½ cucharita de sal, no es opcional.

– 85 gramos de cacao puro en polvo Valor.

– 2 huevos ecológicos pequeños, si no son ecológicos, tienen que seguir siendo pequeños.

– Harina 450 gramos

(*) Después de que en un par de ocasiones me diesen gato por liebre con el azúcar moscabado, ahora compro el azúcar en el supermercado del corte inglés, uno que viene en bolsa de plástico y pone azúcar integral moreno de caña, de la marca Special line, no pone moscabado. Pero como os decía he comprado otros etiquetados como tal y que no lo eran, que se secaban, y se ponían como una piedra, porque eran azúcar refinado teñido con melaza. Y esta receta necesita azúcar “salvaje”, lo menos procesado posible. El azúcar refinado no tiene sabor, este sí, fuerte, denso y un poco amargo.

Yo lo muelo con la thermomix, y confieso que para una superficie completamente lisa debería molerlo más, pero me encanta el punto crujiente que le dan los granitos que se salvan.

¿Puedo usar azúcar blanquilla molida? ¿Puedo ponerles azúcar glasé? Por supuesto, saldrán estupendas también, solo perderán el punto extra de sabor que les aporta este tipo de azúcar.

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Elaboración

Muelo el azúcar, le añado la mantequilla en cuadraditos, ni siquiera hace falta que esté a temperatura ambiente, mezclo, añado los huevos, la vainilla y la sal, mezclo, añado el cacao mezclo. Destapo la thermomix, meto la nariz y me contengo para no comerme la mezcla a cucharadas, añado la mitad de la harina, mezclo, la otra mitad, mezclo.
Pongo la masa sobre un tapete enharinado y amaso y amaso. Cuando la masa cambia de textura y deja de ser pegajosa, la extiendo dándole palmaditas hasta alcanzar más o menos el doble del grosor al que la voy a estirar, la enfrío hasta que se endurece.

La estiro con el rodillo cuando está muy dura, por dos razones:

  • Razón número 1: para conseguir que la superficie de las galletas quede lisa.
  • Razón número 2: para no tener que pisar el gimnasio y que aun así en la piscina alguna vecina me pregunte si me he operado.

Volvemos a enfriar y cortamos las galletas. Horneamos a 180 grados siempre sin aire, los minutos de horno dependen del tamaño de las gallletas, y de tu gusto. Haz pruebas, esta masa se puede comer cruda o carbonizada y esta rica siempre.

Nota: La masa cruda también engorda.

Las figuritas son de masa de vainilla coloreada cubierta de purpurina rosa y las horneé encima de los cinco para que se pegasen.

Redoble de tambores, por fin llegó el momento de desvelar el secreto del dorado. Sabéis que a falta de rock’n’roll mi estilo como decoradora es pop, colores brillantes y luminosos, diseños geométricos. Y podéis buscar en mi pasado, no encontraréis ningún dorado. He preferido aclarar este punto antes de continuar.

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El pasado miércoles mi hija pequeña cumplía 5 años y lo celebrábamos en Princelandia, local elegido a su gusto y que terminó siendo del mío, por las instalaciones, el trato inmejorable y la cara de felicidad con el que todas las niñas lo abandonaron. Pues bien María quería ese día regalarle galletas a sus amigas, entre las dos decidimos hacer un 5 por sus años y una corona por Princelandia. Mi idea original es que tanto los cincos como coronas fueses de chocolate con detalles de purpurina rosa, pero María se escandalizó: “¿Mamá coronas de chocolate? ¿Dónde has visto tú coronas de chocolate?” Intenté librarme y le pregunté: “¿Entonces les ponemos glasa rosa?” Me miró con ojos enfurecidos: “Mamá las coronas de las princesas son de oro”. De esta forma comenzó la búsqueda de la piedra filosofal, literalmente, la transmutación de las galletas de oro. Con la dificultad añadida de que era sábado por la noche.

Lo único que tenía comestible y dorado en mi casa era Metallic Golden Sands de Rainbow Dust, esos polvitos dorados que compramos todas y que después no sabemos cómo usar. Necesitaba mezclarlo con algo antes de aplicarlos. Quería que las coronas brillasen, mucho, que no presentasen el aspecto rugoso típico de los dorados en las galletas, y por si fuera poco no manchasen las bolsitas de celofán en las que las iba a empaquetar. Revisé todo lo publicado por Haniela’s y Sweetambs, y lo más parecido al oro pasaba por el alcohol, y llamadme excéntrica, pero por mucho que se evapore, añadir vodka de alta graduación a algo que van a comer niñas de 5 años, no me pareció una opción.
Ya lo sabéis, encontré la manera. Dentro vídeo:

La solución es sencillísima. El spray CLEAR de PME que usamos cuando queremos que la glasa brille, es el “disolvente” ideal. Para fabricar pintura dorada pulverizamos el spray cuatro o cinco veces sobre en un cuenco de cristal, obtenemos un poquito de líquido a este líquido le añadimos los polvitos dorados y removemos, enseguida tendremos la mezcla preparada para aplicar con un pincel. Cunde muchísimo, nosotras pintamos 25 coronas con casi nada. Vamos añadiendo más dorado o más spray según lo necesitemos. Una advertencia la primera vez es muy importe pulverizar sobre el cuenco vacío, porque si lo haces sobre el polvo dorado la expresión ”intenso fulgor” se quedará corta para describir como brilla tu cara.

Otra ventaja: Se seca inmediatamente.

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Es recomendable usar una glasa teñida de un color con vocación de dorado, yo utilicé marrón, amarillo e ivory para conseguir este tono:

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Como siempre muchísimas gracias a la Reynolds por hacerme sonar tan bien en inglés.

Una última foto:

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Un beso gordo, Miriam G.

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Two years ago I adapted a very good recipe. I left an ingredient here, I add another one, I adjusted the rest, and of course, when I posted it, I cited the author. That recipe spread quickly and I was very happy about it, because those cookies were so irresistible that the whole Spanish population gained weight, making me look thinner. I was happy even though I come from a family where recipes are kept very secretly. I’m the black sheep!. What I didn’t like so much was that some people copied my recipe exactly like I wrote it, point-by-point, comma-by-comma, spelling mistakes included and cited Georganne as the source. Not a word about Mensaje en una galleta. It’s not that I want the cyber space to do the same I do; everybody is free to show or hide the road through which they get their inspiration from, but if in a post you mention an original recipe which you offer to your readers completely modified, maybe someone may think that it’s you the one who spent several afternoons with your nose stuck to the oven window.

Once that recipe was posted, it kept changing in my kitchen, darker, not so sweet, more aromatic. A couple of months ago, it refused to change anymore, so I had to give it a name: ‘The definitive chocolate cookies recipe’. And it is definitive, the final recipe, because you can use it to make the boy you like fall desperately in love with you, or (this is even worse), to get your house full of neighbors when the smell from your house reaches the stair landing.

Ingredients:

– 275 grams of an extraordinary quality whole can sugar (*) finely ground.

– 250 grams of butter, the whole stick, which is convenient.

– Vanilla, all that you can pay. I am using a tablespoon, 15 ml, of a good Bourbon vanilla paste.

– ½ teaspoon of salt. Not optional.

-85 grams of Valor pure cocoa powder.

– 2 organic eggs, size S, if they are not organic, they still need to be small.

– 450 grams of flour

After having had the wool pulled over my eyes with Muscovado sugar, now I buy the sugar in the supermarket of El Corte Inglés, it comes in a plastic back where it says ‘whole cane sugar’. The brand is Special Line. You can’t read Muscovado anywhere. But as I said, I have bought some other labeled as such and they were not, the sugar got dry, hard as a stone because it was refined sugar dyed with molasses. Refined sugar is tasteless, whole cane sugar has a strong and dense flavor, a bit bitter.

I grind the sugar using the Thermomix and I confess that in order to get a complete smooth surface in our cookies I should grind it more, but I do love the crunchy touch of the tiny grains that miss the grinder.

Can I use ground white sugar? Icing sugar? Of course, you will get great cookies too, they will only miss the extra taste of this specific type of sugar.

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Elaboration:

I will tell you how I prepare them: I grind the sugar, add the butter in dices, it doesn’t even need to be at room temperature. Mix, add the eggs, vanilla and salt. Mix again, add the cocoa. Mix. I open the Thermomix, stick my nose in it and I refrain myself from eating the mixture by the spoonful. Add half of the flour, mix, and add the other half. Mix again.

I put the dough on a floured surface and knead and knead. When the dough changes its texture and stops being sticky, I extend it patting it until I get more or less double the thickness I will want for my cookies. Then I cool it until it hardens. I roll it out when it is very hard for two reasons:

  • Reason 1: in order to get cookies with a smooth surface.
  • Reason 2: so I do not need to go to a gym and even then, have some neighbor asking me in the swimming pool if I have had any surgery at all.

After rolling out our dough, we cool it again and then cut the cookies. Bake at 180ºC, no fan, the minutes in the oven depend on the cookie size, and on your personal preferences. Test, this dough can be eaten raw or even burnt. It’s always nice.
Note: raw dough also does fatten.

The little figures are made with colored vanilla dough covered in pink glitter and baked on top of the ‘fives’ so they stick to each other.
Drum rolls, the moment for unveiling the secret of the golden color has come. You know that in the absence of rock’n’roll, my style as a decorator is pop, brilliant and shiny colors, geometric designs. And you can search in the depths of my past, you will not find any golden color. I have decided to make this point very clear from the start, before continuing.

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Last Wednesday my youngest daughter turned 5 and we celebrated it in Princelandia, a place of her liking and which ended up also being of mine, because of the premises, the unbeateable service and the faces of happiness of all the girls when they left it. María wanted to give some cookies to her friends on that day, so between the two of us we decided to make a 5 for her age and a crown for celebrating her birthday in Princelandia. Mi original idea was to make both the 5s and the crowns as chocolate cookies with pink glitter details, but María was scandalized: ‘Mom, chocolate crowns? Where have you seen chocolate crowns?’ I tried to avoid her and asked her: ‘should we put some pink royal icing then?’. She looked at me, her eyes enraged: ‘Mom, princesses’ crowns are golden’. This way the search for the philosopher’s stone began, to be more precise, the transmutation of the golden cookies. With the added difficulty that it was Saturday night.

The only golden and edible thing I had around the house was Metallic Golden Sands from Rainbow Dust, that golden dust we all buy and later on we do not know how to use. I needed to mix it with something else before applying it. I wanted the crowns to shine, a lot, I didn’t want them to have the typical rough look of the usual golden cookies, and I also wanted them not to stain the cello bags I was going to package them in. I revised everything that Haniela’s and Sweetambs had published about it and the closest thing to golden color involved alcohol, and you can call me eccentric, but no matter how much it evaporates, to add high graduation vodka to something that a group of 5 years old girls is going to eat, didn’t seem like an option to me.

Now you know. I found the way. Video.

The solution is extremely easy. The PME spray that we use when we want our royal icing to shine is the ideal ‘solvent’. To make golden paint we spray that product four or five times on a glass bowl, so we obtain a bit of liquid, then we add to it some of the golden dust and stir. In no time we will get our mixture ready to apply with a brush. It goes a long way; we painted 25 crowns with almost nothing. We just have to add more spray or dust according to our needs. Just a little warning: the first time is very important to spray on an empty bowl, if you do it on the golden dust, the expression ‘intense glow’ will fall short to describe how your face will shine.

Another advantage: it dries immediately.

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We recommend to use a royal icing already dyed in a color close to gold, I used brown, yellow and ivory in order to get this shade:

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As usual, thanks Reynolds for making me sound so well in English.

And one last picture:

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A big fat kiss, Miriam G.